En la estela de su primera fragancia, Dita Von Teese reinventa su propia esencia, esta vez dedicada a su color, el de sus labios y el de la pasión: el 'rouge'. La reina del 'burlesque' le puso su nombre al perfume que marcaría su estreno en el universo olfativo, pero en este, el segundo en su haber, ha puesto más de sí misma, si cabe.
Hace cuarenta años, la chica de Minnesotta nacida como Heather Renée Sweet poco sabía que con los años no quedaría nada de aquella niña. Ni la melena rubia, ni tan siquiera lo 'dulce' de su nombre. La influencia que las divas de los años 40 ejercerían sobre ella acabarían por transformarla en la diva 'pin up' que es hoy en día, cuyo aspecto juega con la descripción que el cuento daba de Blancanieves, aunque en su versión más 'sexy': cabello negro como un bosque de ébano, piel blanca como la nieve y labios rojos como la sangre. Un sello de distinción que Von Teese ha querido plasmar en su 'elixir de la seducción', como ella misma lo define.
El rojo se convierte así en el color de la sofisticación, la sensualidad, y la feminidad, palabras con las que la propia artista describe su aroma un poco más alejado de aquel 'sólo apto para mujeres adultas' con el que acompañó el lanzamiento del primero. Como ocurrió entonces, sigue sin haber fecha prevista para su llegada a España y, por el momento, sólo se sabe que dentro de un mes estará disponible en el mercado alemán.
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