ENCANTO. La modelo Natalia Vodianova es la embajadora de la fragancia (Foto: CORTESÍA )
Pierre-François Pascal Guerlain creó en 1828 la célebre firma de fragancias que lleva su nombre; desde entonces, la casa francesa se ha distinguido por desarrollar perfumes embriagadores y sensuales, como lo fue Eau de Cologne Imperial (1853), el favorito de la emperatriz Eugenia.
Uno de sus aromas más emblemáticos es Shalimar, creado por encargo del emperador hindú Shahjahan para su esposa, Mumtaz Mahal.
La fragancia se lanzó oficialmente en 1925, pero tuvo un pre-estreno en Estados Unidos luego de la euforia que causó cuando la esposa de Raymond Guerlain (uno de los herederos del fundador de la maison) la usó durante un viaje a Nueva York, a bordo del trasantlántico Normandía.
Hoy, para todas las mujeres que no vivieron en esa época, Shalimar se renueva de la mano de Thierry Wasser, perfumista de la casa, quien se inspiró en su joven sobrina para crear la versión Parfum Inital.
“Era un auténtico reto hacer evolucionar el perfume a más de 85 años de su creación, pero sin desnaturalizarlo y conservando esa alquimia que lo hace tan deseable... era preciso aclarar sin renegar, trasponer sin traicionar; significaba imaginar el futuro honrando el pasado”.
El resultado fue un jugo floral ambarino cuyas notas centrales son la rosa centifolia de mayo, el lirio de Italia, la vainilla y el haba tonka. También contiene bergamota de Calabria, pachlí y acentos de cuero.
Objeto de deseo
Una creación tan cuidada necesitaba presentarse un frasco que reflejara la sensualidad del nuevo perfume.
Esta labor fue encomendada a la inglesa Jade Jagger (hija del músico Mick Jagger) quien conservó la forma de vasija, pero agregando curvas suaves y sensuales.
Esbozó líneas sobrias y contemporáneas, limpias de detalles inútiles, realzando sólo lo esencial.
El frasco fue cincelado como si se tratara de una piedra preciosa. En la parte superior, el tapón color zafiro muestra el característico abanico de la casa y retoma el adorno del sello.
El original fue creado por Raymond Guerlian, en cristal de Baccarat, quien se inspiró en una cesta de frutas mongola, como las plasmadas en los mármoles de los palacios indios.
En la publicidad se muestra a la top Natalia Vodianova, quien aparece desnuda como una afrodita moderna, mezcla de candor y sensualidad.
La fotografía fue tomada por el italiano Paolo Roversi.
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